Cofradía de la Resurrección

Y llegó… con el aroma de azahar y rosas blancas perdiéndose por las calles sumidas en el más sepulcral de los silencios, con la quietud enredándonos los pies para que no nos escapemos en busca de esa senda que un día tomamos para no abandonar jamás, con la cera durmiendo en sus cajas sin abrir, las túnicas en sus armarios, tristes sudarios de añoranza, la medalla esquiva entre los dedos y en medio de nuestra melancolía, la primavera rezagada, temiendo romper con su estallido esta paz quebradiza que nos envuelve, manto protector en tiempos aciagos.


Porque es, a pesar del mundo y su devenir incierto, nuestro Miércoles Santo: el de Nuestro Cristo Flagelado y Su Santísima Madre del Mayor Dolor. Porque hoy todos nos vamos con el pensamiento caminito de la calle Granada, a buscar refugio y hogar calmo en la Resurrección, a ocupar nuestros pequeños lugares un minuto antes de que se abran las puertas y los nervios nos aniden bajo la piel que aguarda, un año más, saber que todo va a salir bien.

Estaremos, a unas horas escasas, alzando los ojos a esos en los que cada uno nos perdemos para pedir por los que más queremos, por los que vendrán y los que nunca se han ido aunque ya no podamos verlos. Habrá quien sienta a su lado sus presencias imposibles y sentirá ese escalofrío de emoción que le erice el alma.

Estaremos, a pesar de todo, juntos más allá de la distancia. Quién sabe si más de lo que hayamos podido estarlo jamás.

Y, justo antes de que el día se diluya en la primera luna llena de abril, nos iremos, nívea desbandada de golondrinas ausentes entonando una Salve que nos recuerde que siempre nos irá la vida atada a una columna, segura entre Sus Manos, y el corazón prendido en Siete Puñales de Amargura perpetua.

Que Ellos nos guarden siempre… Y no olvidemos que en la calle Granada nos aguarda una Madre y Su Hijo, el amor más puro que podremos conocer jamás.

https://us02web.zoom.us/j/7435015884

Se acerca la media tarde de este Viernes de Dolores en rumor de golondrinas y cielo azul silente. El día se encamina hacia su ocaso, pero no queríamos dejarlo ocultarse tras las cumbres verdes del Calvario sin tener un recuerdo especial y lleno de cariño a nuestros hermanitos. A estas horas revolotearían, riente desbandada multicolor de pétalos al viento en esta tarde de primavera, llenando de vida cada resquicio de nuestra iglesia, conformando el ramillete más hermoso que pueda recibir una Madre en el día de su Santo.

A vosotros, nuestra mayor promesa de futuro, queremos emplazaros a otra tarde de verano, cuando esta situación tan incierta haya pasado, cuando todos comprendamos un poco más esto que está sucediendo, cuando las calles vuelvan a llenarse de vida, para hacer posible esta celebración que no se cancela, tan solo se posterga a tiempos mejores.

Hoy, que vuestras invitaciones se han quedado en la casa de hermandad y todos los planes se han quedado a medias, sentimos profundamente no poder alzaros hasta sus tiernas manos expectantes en ansia de besos. Pero, aunque os parezca extraño, sólo tenéis que mirarla un instante a esos ojos inmensos y desearlo con todas vuestras fuerzas, como si estuviéramos todos juntos en la Resurrección, un año más, a su lado… Ella, en su corazón, podrá sentir cada uno de vuestros besos, podrá ahuyentar esos miedos que no queréis vestir de palabras, velar vuestros sueños tan llenos de mañana y cuidar para que todos estéis bien, a salvo. En casa. Porque, no olvidéis jamás, allá donde estéis no va a abandonaros nunca.

Como este año no tendremos programa de Semana Santa, aprovechamos para publicar este del año 1963. Pensábamos que los primeros programas que se hicieron eran aquellos que publicaba la Caja de Ahorros de Jerez en los años ochenta y principios de los noventa, y sin embargo nos encontramos con esta sorpresa de la que no teníamos noticia. Fue impreso también en Jerez, en una imprenta que debía existir en la calle Évora, según dice la contraportada del folleto.

Click en la imagen para ver el Programa Completo

Gracias al descubrimiento de el programa de Semana Santa de 1963, y más concretamente gracias a la imagen que aparece del Santo Cristo de la Flagelación, hemos podido llegar a una serie de conclusiones sobre un tema, que sin tener mucha transcendencia, sí ha sido motivo de debate dentro de la hermandad, cuándo se sustituyó la columna a la que está amarrado nuestro Titular.

La fotografía del Cristo de la Flagelación que figura en este programa, debe ser anterior a la publicación de este folleto, por eso conserva aún la antigua columna abalaustrada, a la que popularmente se la llama «ánfora».




Hacemos esta afirmación al compararla con esta otra fotografía que nos facilita nuestro hermano D. Antonio Rosado Soto que tiene en la parte trasera el sello del laboratorio donde se reveló y nos indica que es de ese mismo año, concretamente del 12 de abril de 1963, fecha del revelado de la foto, ya que el miércoles de aquel año fue el día 10.

Vemos que en esa Semana Santa de 1963 ya salió a la calle la nueva columna de fuste liso, la que hemos conocido hasta 1994, en que se sustituyó por la original durante la restauración de la Sagrada Imagen que realizó D. Isaac Navarrete.

Del cambio de una columna por otra, a pesar de haber ocurrido en una época relativamente reciente, no nos ha llegado la fecha exacta ni el motivo que lo ocasionó. Sabemos por la tradición oral dentro de la Hermandad, que la nueva la realizó Jerónimo Ramírez, apodado en Bornos como «El Galápago». Y que el cuerpo de la columna está hecho con un tronco de eucalipto, pero ya está, sólo eso. 

Gracias a estos documentos, podemos intuir que la fecha en que se realizó el primer cambio de columna tiene que estar muy cercana al año del programa, no nos parece lógico que se publique una foto antigua en un folleto, aun teniendo en cuenta que en aquella época el acceso a máquinas de fotos era mucho más limitado que en la actualidad. 

Existe otra imagen de la que también conocemos la fecha. Se trata de una fotografía tomada en agosto de 1957, perteneciente a la colección de fotografía de la Universidad de Sevilla, en la que aún conserva la primitiva.




Si unimos las fechas de una y otra veremos que la columna roja, la de toda la vida que dicen muchos, se colocó en el periodo comprendido entre los años 1957-1963, más cercano al segundo que al primero por lo explicado anteriormente del programa de Semana Santa, y se sustituyó por la original en 1994. Toda la vida queda reducido a poco más de treinta y cinco años, que teniendo en cuenta los más de trescientos que lleva nuestro Bendito Titular en la Iglesia de la Resurrección, no parece mucho.


Hay que decir que la columna de forma de ánfora, nunca fue voluntad de la Hermandad reponerla cuando se planteó la restauración del Sto. Cristo de Flagelación. Fue más bien fruto de la casualidad, tanto el hecho de que estuviera guardada durante todos esos años detrás del retablo mayor, como que Navarrete la viera en una de sus visitas a la capilla previas a la restauración, y al conocerla impuso su criterio profesional de reponer a la escultura la pieza original.