Para comenzar

El pasado viernes, en el patio de la Iglesia de la Resurrección, tuvo lugar un acto de encuentro, convivencia y hermanamiento de la nueva cuadrilla del Señor de la calle Graná.

Después de orar al Santísimo Sacramento y rezar ante las Imágenes Titulares unas Preces, tanto Jóse como Dani, dieron la bienvenida a todos los asistentes y dibujaron la línea maestra a seguir. Queda por delante mucho trabajo por hacer, pero no nos cabe ninguna duda de que llegarán a formar un CUADRILLÓN con mayúsculas y que le darán con su buen hacer un sabor especial, junto a la cuadrilla de Nuestra Señora, al Miércoles Santo, Ánfora y Corazón, Corazón y Ánfora, porque tanto monta.

Nos llenó de alegría ver cómo estaban también los que tantos años han cargado a Jesús con su hombro, lo que dice mucho de su amor al Flagelado y a otros que se incorporarán con ellos a formar entre todos un grupo que destaque en la Semana Santa de Bornos. Estamos deseando que llegue la Estación de Penitencia para verlos evolucionar en la calle, entregándose y gustándose, para mayor gloria de Nuestro Señor Jesucristo. Entre todos lo conseguiremos.

Has de saber, costalero, que no hace falta haber sido peluquero de tres obispos, tampoco haber cargado en todas las cofradías de la Diócesis, ser el cofrade más veterano de Bornos acumulando 70 salidas procesionales a tus espaldas. Tampoco es condición «sine qua non» ser el número 1 de tu Hermandad. 

La humildad, el servicio a la Iglesia, la lealtad, la paciencia, la perseverancia o la caridad guían los pasos del buen costalero, comprometido con su hermandad y con el mundo de las cofradías en general. Porque ser costalero debería ser la primera norma de cualquier costalero, valga la redundancia. El consejo puede parecer de perogrullo, aunque: «Si eres costalero y amas a tus titulares, lo demás viene por añadidura, aunque haya que trabajarlo mucho». 

• I.- El costalero, al cargar en procesión, debe revestirse de Jesucristo y llenarse de misericordia, bondad, humildad y caridad. 

• II.- El costalero estima y cuida su costal, que cubre y simboliza su arrepentimiento. 

• III.- Durante la Estación de Penitencia, el costalero medita la Pasión del Señor, reza el Rosario, eleva su corazón al cielo, y lleva su cruz tras la Cruz de Guía que le abre camino. 

• IV.- El costalero hace la Estación de Penitencia con profunda devoción y recogimiento, en espíritu y verdad, y experimenta la misericordia divina, por el perdón de sus pecados. 

• V.- El costalero deja en las calles por las que pasa el testimonio de su Fe y de su compromiso personal con Cristo, su voluntad de ser seguidor suyo y corredentor con Él. 

• VI.- El costalero lleva en la mente y en el corazón las necesidades de sus hermanos, y les ofrece su ayuda y su fraternal afecto. 

• VII.- El costalero mantiene la unidad entre su Fe cristiana y su vida personal y cotidiana, procurando vivir ésta a la luz de su creencia y dar siempre testimonio a su alrededor de esa Fe que sostiene la vida. 

• VIII.- El costalero lo es no solo durante la Estación de Penitencia sino también después de ella, porque a lo largo de todo el año mantiene encendida la trabajadera de su Fe. 

• IX.- El costalero acompaña a Cristo y la Virgen en su caminar por la Vía Dolorosa pero, al mismo tiempo, es acompañado por ellos, que le guardan con su amor. 

• X.- La Estación de Penitencia es el peregrinaje necesario para alcanzar el perdón de Dios y resucitar con Cristo. 

Es mejor ser costalero que salir de costalero. Ser costalero dura siempre. A los flagelados nos los encontraremos por nuestras calles y ambientes durante todo el año. Habrá entonces que manifestar, a cara descubierta, lo que simbólicamente se expresa en las procesiones. 

Vuestra Junta de Gobierno