«El que venga a mi, no tendrá hambre, y el que crea en mi no tendrá nunca sed.» (Jn 6,35)

La Hermandad de la Resurrección.Fundación.

En 2013 se cumplen los 300 años de la primera refundación -de las dos que se conocen- que tuvo la “Hermandad de la calle Graná”, tildada así por los habitantes de Bornos ya que su sede canónica se encuentra en la antigua calle Granada (calle que ya por sí sola puede rellenar hojas y hojas de historias). Por lo tanto, debido a esta efeméride tricentenaria y como hermano y miembro de la actual Junta, es mi voluntad aportar este granito de arena y dejar constancia, a lo largo de este año 2012, de algunos detalles históricos que nuestra hermandad ha vivido desde sus inicios.

Para ello me apoyaré, como no, en datos del ya desaparecido don Manuel Barra Rodríguez, historiador más importante que ha dado la villa de Bornos, que también fuera hermano refundador, en 1951, de esta nuestra Hermandad de la Resurrección. Él es el auténtico hacedor del trabajo investigado que hoy conocemos. Yo aportaré algunos datos nuevos desconocidos que espero sirvan para hacernos ver a todos los hermanos la importancia histórica que posee nuestra hermandad, pero siempre respetando la investigación de Manolo Barra, al que desde pequeño admiré y sigo admirando por su ingente labor por y para Bornos.



La Hermandad de la calle “Graná” es hoy una corporación de hermanos y fieles católicos de la que desconocemos por completo el año exacto de su creación, pero sí poseemos una muestra muy importante y tangible que sirvió de base para su fundación, el documento que plasmó la voluntad de un señor, don Diego Álvarez, natural y vecino de Bornos, el cual quiso dejar como condición en su testamento lo siguiente: “si los vecinos de esta villa quisieran hacer una hermandad o cofradía en la iglesia y hospital de la Resurrección, que la puedan hacer, teniendo la dicha cofradía el nombre de la Santísima Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo”. Esta cláusula quedó testada un sábado 19 de enero del año 1555 ante el escribano público Antón Benítez (que nada tiene que ver con el que suscribe este artículo).

A pesar de esta última pequeña nota de humor, no me gustaría perder la ocasión para dejar constancia, con la seriedad que requiere el tema y a través de mi opinión personal, sobre la voluntad que el patrono principal plasmó en su testamento. Pienso que, a pesar de que la Hermandad tiene por titulares a Cristo Flagelado y a la Virgen Dolorosa, deberíamos seguir denominándola como “Hermandad de la Resurrección”. ¿Por qué pienso esto? Primero, por quererlo así el primer patrono: fundador y artífice de las “raíces titulares” de la Hermandad. Segundo, porque ello ayudaría a la “demostración oral” de que la Hermandad es la auténtica que proviene de esa voluntad testamental. Tercero, por tener el apoyo nominal en la causa de que dicha hermandad se encuentra en la Iglesia del mismo nombre. Es más, la Hermandad debería estudiar en un futuro próximo alargar su título y no dejarlo sólo en eso de Santo Cristo de la Flagelación y Nuestra Señora del Mayor Dolor, lo más correcto -históricamente hablando- sería incluir como tercer nomen lo siguiente: “y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo”. De esa forma haríamos verdadero honor y justicia al fundador Diego Álvarez.

Tras esta disertación personal, pasemos ya a lo que nos ocupa. Podemos hacer un primer índice que sirva como base histórica de este estudio; creo, además, que servirá para la mejor comprensión del devenir histórico de la Hermandad, y es por lo que podemos dividir la historia de la actual Venerable e Ilustre Hermandad del Santo Cristo de la Flagelación y Nuestra Señora del Mayor Dolor, ubicada en la Iglesia de la Resurrección, en tres fases históricas: Desde 1576 al año 1713, desde 1713 a 1951 y una última que va desde el citado año 1951 a la actualidad.


Diego Álvarez, fundador del Hospital e Iglesia de la Resurrección, también dejó plasmado en su testamento del año 1555 que “dicho Hospital se comenzase a construir una vez que mi mujer, doña Guiomar de Torres, falleciese”.Esta mujer murió en 1583. Entonces, ¿por qué utilizo esa fecha de 1576 para comenzar un estudio histórico de la Hermandad? Intentaré explicarlo en el próximo artículo.

(Inserto, como ilustración al artículo, una foto con el cuadro de doña Guiomar de Torres que siempre estuvo en la Iglesia de la Resurrección, y que por razones que no conozco se encuentra ahora en la Iglesia Parroquial de Santo Domingo de Guzmán. Creo que la fundadora de la Iglesia y Hospital de la Resurrección debe y merece estar en el lugar lógico que le corresponde: La Iglesia de la Resurrección).
A. Benítez.
16.4.12
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