PRIMER DIA TRIDUO
COFRADÍA DE LA RESURRECCIÓN
COFRADÍA DE LA RESURRECCIÓN
La flagelación es tan vieja como la Humanidad. Es una de las crueldades que el hombre utiliza para hacer daño a sus semejantes. Los romanos la practicaban de la forma más dolorosa y sangrienta posible. Siempre la utilizaban como medio de castigo para los esclavos, criminales y traidores.
Así nos lo cuenta San Juan:
Pilatos… “volvió a salir donde los judíos y les dijo: Yo no encuentro ningún delito en él (…). ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos? Ellos volvieron a gritar diciendo: ¡A ése, no; a Barrabás! (…) Pilatos entonces tomó a Jesús y mando a azotarle”.
Oración :
Cristo flagelado, que por nuestro pecado,
a una columna eres atado, golpeado,
insultado, de tus vestiduras despojado,
y de espinas coronado.
Ante ti nos arrodillamos,
y aunque venimos con nuestros egoísmos,
a una columna eres atado, golpeado,
insultado, de tus vestiduras despojado,
y de espinas coronado.
Ante ti nos arrodillamos,
y aunque venimos con nuestros egoísmos,
avaricias y faltas;
queremos unirnos a tu sufrimiento e imploramos tu perdón.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Perdona a tu pueblo Señor,
Perdona a tu pueblo,
Perdónale Señor.
Perdona a tu pueblo,
Perdónale Señor.
Oración :
Señora nuestra del Mayor dolor soportado,
Quiero compartir contigo, acongojado,
Las penas de tu corazón abrumado,
Al ver agonizado a tu Hijo, el bien amado.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Quiero compartir contigo, acongojado,
Las penas de tu corazón abrumado,
Al ver agonizado a tu Hijo, el bien amado.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Sálvame, Virgen María,
óyeme, te imploro con fe.
Mi corazón en ti confía,
Virgen María Sálvame.
Virgen María sálvame, sálvame.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final :
Padre misericordioso, que has querido que tu Hijo sufriera por nosotros el suplicio del flagelo y la cruz para librarnos del poder del pecado, concédenos llegar a la gloria de la resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
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