«El que venga a mi, no tendrá hambre, y el que crea en mi no tendrá nunca sed.» (Jn 6,35)

Caminar hacia la Pascua

Por Pbro. D. Luis Piñero Carrasco (23-02-2012)
“Caminar hacia la Pascua por el camino de la conversión y a la escucha de la Palabra de Dios”.

De una manera clarividente y precisa, el Concilio Vaticano II señaló, ya en la constitución Sacrosanctum Concilium (n.109) la doble dimensión que caracteriza al tiempo de Cuaresma: la bautismal y la penitencial. Al mismo tiempo, subrayó que se trata de un tiempo de preparación a la Pascua en un clima de escucha atenta de la Palabra de Dios y de oración incesante.

Nos disponemos a entrar en el saludable tiempo de Cuaresma, tiempo fuerte de gracia y de salvación, uno de esos tiempos que podemos llamar sacramentales.

¿En qué está la fuerza de este tiempo? ¿En qué está la gracia de este sacramento? Diríamos que la Cuaresma es una preparación a fondo para la Pascua. Son unos ejercicios espirituales que te obligan a revisar tus actitudes, a orar, a escuchar la Palabra, a purificar intenciones, a cortar ataduras, a tomar conciencia de tu condición y tu creación, a fijar los ojos en Jesús, para aprendértelo y para seguirlo de cerca. Unos ejercicios para eso: para ejercitarse en el seguimiento de Cristo, hasta coger la forma necesaria. Es un tiempo oportuno y favorable en el que la Iglesia hace un alto en el camino para revisar, reflexionar, corregir, enderezar.

La liturgia nos habla de la Cuaresma como de un tiempo de bendición y de gracia, apto para la conversión y el crecimiento. Por lo tanto no lo debemos perder, no podemos dejar pasar tan beneficiosas oportunidades.



La Cuaresma, te invita a la conversión, pero no simplemente por motivos éticos, sino porque el Señor viene, porque el Señor está cerca o porque el Señor te espera, porque el Señor quiere que le sigas, porque el Señor quiere celebrar su Pascua contigo.

Las cinco semanas de Cuaresma son como los atrios del gran templo pascual, en cuyo interior manan las fuentes abundantes del bautismo, la confirmación y la eucaristía, sacramentos típicamente pascuales. Todo el edificio es sacramental. Entremos, pues, de lleno a este lugar sagrado, en este tiempo sagrado

TE INVITO A MEDITAR: (Punto de partida)

¡DETENERSE!
  • Cualquier día es una oportunidad preciosa para vivir y para creer.
  • Oportunidad para entrar de lleno en el misterio de Dios...
  • Dios ofrece caminos que a veces no llegamos a comprender
RESPIRA…
  • Vuelve a respirar. Respira el aliento de Dios…
  • Ponte gustosamente en las manos de Dios…
  • Cada pequeña acción es un acontecimiento inmenso en el que se nos da el paraíso…
  • Experimenta el amor de Dios; sólo el amor nos puede cambiar…
  • Déjate amar y experimenta que eres amado de Dios…
  • Detenerse junto a Jesús… y junto a Él tener fuerza para el camino…
  • Enfrentarse con la misericordia es lo mejor que nos puede pasar…
  • Al final todo será como Dios quiere que sea… 
SONRIE…
  • La sonrisa es la firma de Dios en los seres humanos…
  • La sonrisa es expresión de que la vida tiene sentido…
  • Padre me pongo en tus manos…
  • Confío infinitamente en Ti, porque eres mi Padre…
  • Acoge la gracia… sólo el amor de Dios es el presente…
CONFIA…
Luis Piñero Carrasco
Arcipreste y Parroco
Santo Domingo de Guzmán de Bornos
23.2.12

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