«El que venga a mi, no tendrá hambre, y el que crea en mi no tendrá nunca sed.» (Jn 6,35)

María, Madre y Abogada nuestra

María prosigue en el cielo su oficio maternal hacia nosotros. Esta maternidad de María perdura sin cesar desde el consentimiento que dio fielmente en la Anunciación y que mantuvo sin vacilar al pie de la Cruz, hasta la consumación perfecta de todos los elegidos. Pues una vez recibida en los cielos, no abandonó este oficio salvador, sino que continúa alcanzando, por su múltiple intercesión, los dones de la eterna salvación.

Con su amor materno, se preocupa de los hermanos de su Hijo que aún peregrinan y se debaten entre peligros y angustias hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la Bienaventurada Virgen, a la que tuvimos en la iglesia de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo en su advocación de la Montañas, también es invocada en la Iglesia con los títulos de Auxiliadora, Socorro y Abogada nuestra.


Nuestra Señora de las Montañas en la Iglesia de la Resurrección de Bornos por primera vez en su historia

Señor Nuestro Jesucristo, reunidos los hermanos y hermanas del Santo Cristo de la Flagelación y Nuestra Señora del Mayor Dolor para honrar a tu Madre de Las Montañas en la iglesia de la Resurrección de Bornos, te damos con ello mayor gloria a Ti. Por qué ¿A qué hijo no le agrada el que honren a su madre?

Nosotros, conscientes de ello y sabiendo que el primero en participar de esta alegría eres Tú, que estás viendo el interior de nuestros corazones, te ofrecemos un momento de oración intima y profunda, para que de la mano de Ella presentes al Padre nuestras intenciones.

También sabemos que en muchas ocasiones no somos hijos dignos de esta Madre, pues nos olvidamos de cumplir con nuestros deberes y nos alejamos de la vida de la gracia, que es lo mismo que alejarse de Ella. Pero ¿qué Madre abandona a su Hijo por imperfecto que éste sea? Y así, a imitación Tuya, Ella nos tiende la mano para que volvamos a recobrar la gracia perdida y nos hagamos merecedores de su amor y su perdón.

Con esta disposición, por mediación de María en sus advocaciones de Las Montañas, del Santo Rosario y del Mayor Dolor te pedimos, Jesús, por nuestra Hermandad de la calle Graná; por que sigamos siendo hombres y mujeres comprometidos contigo y con tu obra de amor y salvación. Tú que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amen.

Texto adaptado de nuestro turno de Vela del original de 



JLPG



31.8.13

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