«El que venga a mi, no tendrá hambre, y el que crea en mi no tendrá nunca sed.» (Jn 6,35)

Cultos Cuaresmales III

TRIDUO TERCER DIA
COFRADÍA DE LA RESURRECCIÓN


Cristo es el Príncipe de la Paz anunciado por los profetas. Él viene a traernos la paz verdadera, la paz que no es de este mundo. No sigamos propinándole azotes, no lo escupamos, ni nos burlemos de Él.


Así nos lo cuenta San Lucas:

Pilatos volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando: ¡Crucifícalo, crucifícalo! El les dijo por tercera vez: Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré. Ellos se le echaban encima pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío. Pilatos decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.

Oración :

Cristo flagelado, que por nuestro pecado,
a una columna eres atado, golpeado,
insultado, de tus vestiduras despojado,
y de espinas coronado.
Ante ti nos arrodillamos,
y aunque venimos con nuestros egoísmos,
avaricias y faltas;
queremos unirnos a tu sufrimiento e imploramos tu perdón.

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Perdona a tu pueblo Señor,
Perdona a tu pueblo,
Perdónale Señor.


Oración :

Señora nuestra del Mayor dolor soportado,
Quiero compartir contigo, acongojado,
Las penas de tu corazón abrumado,
Al ver agonizado a tu Hijo, el bien amado.



Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Sálvame, Virgen María,
óyeme, te imploro con fe.
Mi corazón en ti confía,
Virgen María Sálvame.
Virgen María sálvame, sálvame.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración final :

Padre misericordioso, que has querido que tu Hijo sufriera por nosotros el suplicio del flagelo y la cruz para librarnos del poder del pecado, concédenos llegar a la gloria de la resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
29.3.12

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