«El que venga a mi, no tendrá hambre, y el que crea en mi no tendrá nunca sed.» (Jn 6,35)

Una pila especial

Nuestra antigua pila que podría pertenecer a los origenes de la Iglesia de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, siglo XVI, está elaborada en jaspe granate e incrustada en el muro de la sacristía, dispuesta para que los Ministros se lavasen las manos, ante missam y post missam.


 




Consta de dos cuerpos: el inferior, la pila, propiamente dicha, semicircular y baja; y una estela decorativa rectangular con altorrelieve que representa un jarrón de amplias formas curvas combinando formas abiertas, cerradas y enroscadas. Y en la parte superior del jarrón cinco bajorrelieves de estrellas de seis puntas enmarcadas por círculos que se disponen en una estructura de X, siendo la estrella central más grande que las laterales y que tienen mucha similitud con la decoración externa de algunas ermitas e iglesias rurales del norte de España, especialmente de Navarra, que pertenecen a iglesias templarias, aunque la Orden del Temple tuvo muy escasa representación en estas zonas de Andalucía. En general se trata de una decoración extraña y original, lo que se acentúa con el material y el color utilizado.

Hay que mencionar como anécdota que tiene una función para la que no fue concebida. Se trata de que la pila mide el nivel de humedad ambiente con lo que  pasando las manos por su superficie nos puede dar una idea del tiempo que se avecina. Todos los Hermanos que trabajamos en el montaje de los pasos para el Miércoles Santo, una y otra vez, casi automáticamente, cuando las condiciones climáticas lo requieren, pasamos por la Sacristía de la Resurrección para comprobar que la pila está seca, siendo esto indicativo de que no habrá lluvia.

25.4.12
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